lunes, 18 de octubre de 2010

Memorias de un ángel. capitulo vigésimo sexto

Los cuatro siguieron adelante- Lirón se les unió apenas segundos despues de la muerte del primer demonio-. Cuando llegaron a la altura del ascensor se pararon.
- esta bien chicos, solo sabemos que esta en la ultima planta, así que nos dividimos aquí. Nico iras por las escaleras, limpia el paso de todo lo que te encuentres, cualquier problema utiliza el walkie que te he dado, pon el canal nueve. Álvaro tu subiras por el montacargas de servicio, misma consigna, mata todo lo que se te crucce, pero asegurate de que sean demonios.
- ¿Como los identifico?.
- No lo harás , ellos se te lo mostraran, son muy egocéntricos y antes de matarte te diran quien y que son, no te preocupes por ello, si no hacen nada extraño dejalos ir, aunque cuida tu espalda ya que son unas ratas embusteras. Si no es necesario no te transformes.
- Entendido.
- ¿Y yo?.
- ¿Tu?. Tu vendras conmigo, no voy a dejar que la líes tu solito, iras pegado a mi espalda y no te separaras, subiremos por el ascensor.
Nos vemos todos arriba, no arriesguéis, si la situación os supera corred y llamadme.
- No nos superara. ¿Verdad Alvaro?.
- Claro que no, Nico, claro que no.
- Esta bien, conectad los walkies y sintonizar el canal nueve. Nos vemos arriba.
Se separan y cada uno coge su camino que conocen perfectamente debido a los planos del edificio que les facilito la agente Devereux. Todos empiezan a subir pisos.
El primero en encontrar compañia es Álvaro, que encuentra a dos cocineros-van ataviados así- con sendas hachas de cocina en sus manos.
- Buenas noches caballeros, sé que les extrañara mi presencia por aquí, pero soy el agente Álvaro Losada del CNI español-saca su placa de la americana negra-, y estoy en su pais en misión secreta, si son tan amables de deajrme pasar yo...
Sin dejarle que termine la frase uno de los enormes cocineros se abalanza contra el -hacha en mano- intentando seccionar su cuello, dejan claro que hablar es lo ultimo que quieren. En el intento de esquivarlo la semiautomatica sale rodando por el suelo de la cocina. A su vez el segundo individuo que tampoco hace por hablar se abalanza sobre Álvaro que a duras penas desvía con su mano derecha la izquierda del individuo esquivando un golpe mortal al costado. De un poderoso salto hacia atrás Álvaro se aleja lo suficiente de ambos como para poder tenerlos controlados visualmente, aunque por desgracia al saltar de espaldas tropieza contra una de las encimeras cayendo estrepitosamente de lado, pese a que esta lejos del arma-al otro extremo justamente- tiene la fortuna al menos de estar al lado del cajón de los cuchillos cogiendo de entre todos uno considerablemente largo que utiliza para defenderse. Esta vez los dos enormes cocineros se abalanzan a la vez, Álvaro mucho más bajo y ligero esquiva sus pesados golpes sin demasiados problemas contraatacado a demás rapidamente a sus costados con gran virulencia, con rápidos moviemientos apuñala en no menos de tres ocasiones el costado izquierdo de uno de los dos demonios y secciona la columna vertebral del otro hacia la vertebra número doce-dejándolo automaticamente en el suelo sin poder mover sus piernas- pese a ello se sigue arrastrando por el suelo en dirrección a Álvaro.
- ¿Venga solo tenéis eso?.
De repente el que esta en pie abre grotescamente la boca- mucho más de lo físicamente posible, digamos que se desencaja la mandíbula varios centímetros- y de ella sale un poderosa llamarada de fuego azul electrico de la cual a duras penas se cubre Alvaro como puede-que no es mucho, de hecho su americana comienza a arder y se la quita-, teniendo que arrojarla en llamas al suelo de la cocina.
- ¿Que coño eres tú?.
- ¿No te han hablado de nosotros?, que fallo, somos incubos ardientes. somos demonios del fuego. Apuesto a que tampoco sabes ¿Como se nos elimina?.
Tras la última refriega Álvaro no se había percatado-hasta ahora- de que estaba de nuevo en el lado del arma, así que tirandose al suelo velozmente la coge fuerte y le descerraja un aluvión de disparos, destrozandole la cabeza que rapidamente arde en llamas y se consume totalmente.
- Vaya pues parece que se os mata igual que a los otros.
Acercándose al que se arrastra por el suelo y con una pierna en su espalda le dispara a la nuca a quemarropa- De la nuca agujerada de este salen pequeñas llamas azules que consumen los restos de su cráneo destrozado-.
Coge el walkie y aprieta el botón para abrir el canal.
- Jefe.¿Estas ahí?.
- Algo ocupado pero si, estoy aquí.
- ¿Porque no nos has hablado de los incubos ardientes?.
- ¿Te has cruzado con uno?. Eso no lo esperaba.
- Pues me he cargado a dos.
- Bien hecho, no valen nada, solo saben escupir fuego, son unos fanfarrones.
- Sí, de eso ya me había dado cuenta.
- ¿Todo bien por ahí jefe?.
Se escuchan un par de disparos de fondo y a Lirón decir algo.
- Sí, es solo que he dejado a Lirón que se divierta con un grupo de greagarios.
- Nos vemos arriba entonces. Todo segun el plan.
- Todo segun el plan Álvaro.

lunes, 4 de octubre de 2010

Memorias de un ángel. capitulo vigésimo quinto

Tras aceptar por narices el hecho de que Lirón iba a venir-me sorprendió con la facilidad que acepto lo que eran Nico y Álvaro-si o si; dejemos bajo la custodia de la agente Devereux-había algo en ella que no me cuadraba, pero era necesaria en esta ecuación-a las chicas y a Ricky. Tras estar seis siglos sin la mujer que amaba , separarme nuevamente, me resulto algo realmente difícil por no decir casi trágico. Con el armamento preparado nos subimos al aston martin y nos dirigimos al Montibello con la única intención de sacar de allí a Cesar y terminar con todo esto, y de paso averiguar por que querían a Zoe y a Vero.
- Como os he dicho, la munución es de paladio, con una bala de estas en la cabeza podéis matar a la mayor parte de los pequeños demonios y bastardos infernales, para criaturas como cerberos, balrogs o señores del abismo el paladio los puede aturdir, pero solo se les mata cuando su cabeza rueda por el suelo.
- A ver si entiendo, ¿Hay que cortarles las cabeza?.
- Solo a los demonios de alto rango.
- ¿Y como coño sabremos de que rango son?.
- Tienes dos opciones Lirón, o bien le preguntas que tipo de demonio es o bien le metes una bala en la cabeza y si se levanta te jodes y corres porque será un demonio de rango y te dará por el culo.
- Esa especificación es lo suficientemente clara y especifica para mi gusto apestoso.
- ¿Que coño te dije en el aeropuerto de volver a decirme apestoso?- soltandole una enorme y sonora bofetada con el dorso de su mano izquierda-.
- ¡Joder!, tampoco es para tanto, voy a cepillarme bastardos del infierno, uno se pone nervioso.
- Pues no hubieses venido.
- Hablo el perrito. ¿Que harás tú si se levantan despues de meterles un tiro entre ceja y ceja?.
- Les arrancaré la cabeza bien con mis garras o bien de un mordisco. ¿Que te parecen mis opciones, comadreja?.
- "Señor Lirón" para ti chucho.
- Dejadlo ya chicos, no malgastéis las frases buenas ahora dejarlas todas para los demonios.
- ¡Vaya pero si el chupasangres tiene voz!.
Connor giro levemente la mirada , mirándolos de una manera inquisitiva y lo suficientemente fría para que todos supieran que iba en serio.
- ¡Callaos los tres de una puta vez!.
En el camino a Roma dejamos atrás la noche para descubrir un alba increiblemnte rojo, como si se quisiese teñir de sangre, a veces la naturaleza en su capricho parece querer vaticinar los acontecimientos como tratando de advertirnos del peligro que conyeva la muerte y el hecho de jugar con la misma parca.
La distancia era considerable pero ninguno de los cuatro echamos cuentas de cuanto duró el viaje hasta Roma, la distancia entre las afueras de Milán y Roma era considerable, pero el viaje se nos hizo relativamente corto, será porque cada uno estabamos absortos en nuestros pensamientos y divagaciones internas, la misión a la que nos enfrentabamos era confusa, no sabíamos que nos encontrariamos, tal vez diez o tal vez cien demonios, tal vez solo gregarios-no demasiado duros pero si correosos de matar-o quizas demonios de rango,-poderosos y dificiles de dar muerte-. Era una misión, casi una aventura-para Lirón seguro que lo era- casi a ciegas.
Cuando lleguemos a Roma pese a estar ya bien avanzada la mañana esta se veía desierta, había algo raro y extraño en todo ello, casi sórdido. Dejábamos atrás vía tras vía, calle tras calle ni un alma, cuando lleguemos a la puerta del Montibello pudimos dejar el coche en la misma puerta ya que no había nadie, nada, ni coches ni viandantes, no sabiamos que o quien nos encontrariamos dentro.
- ¿ Tenéis las armas verdad?´.
- Sí jefe.
- Sí jefe.
- Si, claro llevo un par de amatralladoras y unos cuantos cargadores.
- Con un sí habría bastado Lirón. Bien pues esconderlas bien, no quiero sorpresas ni civiles heridos, y mucho menos a un carbinieri inútil intentando detenernos por pocesión de armamento pesado.
Entramos todos a la vez, juntos, menos Lirón que prefirió -fiel a su estilo- pasar por la puerta giratoria-. Si alguien me hubiese preguntado a que escena de película se parecía nuestra entrada habría respondido claramente, con gafas de sol y trajes negros- salvo Lirón que iba con un chandal cyan de adidas, con un toque retro y su chupa encima-, a reservoir dog. 
Tras entrar a la izquierda nos recibió un hombre de unos treinta y pocos años, con chaqueta y corbata, era delgado y moreno y nos miro raro. El recepcionista nos miro como queriendo decirnos algo.
- ¿A donde váis ratas, es más a donde váis con un come niñas infecto?.
Nico autoamticamente reconoció la ofensa-los vampiros tenían la mala fama de sentir cierta predilección por la sangre de doncellas jovenes-. El recepcionaista acto seguido y antes de que Nico sacara su magnum trucada de su espalda para asestarle un tiro entre ceja y ceja, salto sobre la recepción y agachandose y encogiéndose como si de un insecto se tratase escupió a nico en la cara. Sin mediar palabra Nico apretó el percutor de su pistola.
- ¡Bastardo del averno!.
El recepcionista cayo de espalda detrás del mostrador, para en un par de segundos recuperarse y ergurise sobre sus pies nuevamente.
- Venga nadie te ha dicho que no me mataras con balas.
- De hecho si que lo han hecho...solo te he disparado por impulso, no era así como pensaba matarte si te soy sincero.
- ¿Y como piensas hacerlo?.
Nico se sube rapidamente de un ágil salto en el mismo mostrador de recepción en el que minutos antes estaba el recepcionista y con sus manos desnudas, pasando sus pulgares bajo el mentón del demonio le arranca de un golpe seco la cabeza, pese a la brutalidad de la mutilación, apenas hay sangre.
- Supuse que si con los demonios de rango funcionaba lo de seccionarles la cabeza tambien lo haria con un insecto como este.
- En el caso de este gragario inmundo sí..pero con los demonios de rango la cabeza solo puede ser seccionada con paladio, en cualquier otro caso solo ganaras tiempo, el que tarde en ponerse de nuevo la cabeza.
- Sigamos con las clases practica jefe.
- Como quieras Nico.
Todos siguen adelante en busca del ascensor, todos menos Lirón que sigue absorto en el cuerpo decapitado del recepcionista.