Tras aceptar por narices el hecho de que Lirón iba a venir-me sorprendió con la facilidad que acepto lo que eran Nico y Álvaro-si o si; dejemos bajo la custodia de la agente Devereux-había algo en ella que no me cuadraba, pero era necesaria en esta ecuación-a las chicas y a Ricky. Tras estar seis siglos sin la mujer que amaba , separarme nuevamente, me resulto algo realmente difícil por no decir casi trágico. Con el armamento preparado nos subimos al aston martin y nos dirigimos al Montibello con la única intención de sacar de allí a Cesar y terminar con todo esto, y de paso averiguar por que querían a Zoe y a Vero.
- Como os he dicho, la munución es de paladio, con una bala de estas en la cabeza podéis matar a la mayor parte de los pequeños demonios y bastardos infernales, para criaturas como cerberos, balrogs o señores del abismo el paladio los puede aturdir, pero solo se les mata cuando su cabeza rueda por el suelo.
- A ver si entiendo, ¿Hay que cortarles las cabeza?.
- Solo a los demonios de alto rango.
- ¿Y como coño sabremos de que rango son?.
- Tienes dos opciones Lirón, o bien le preguntas que tipo de demonio es o bien le metes una bala en la cabeza y si se levanta te jodes y corres porque será un demonio de rango y te dará por el culo.
- Esa especificación es lo suficientemente clara y especifica para mi gusto apestoso.
- ¿Que coño te dije en el aeropuerto de volver a decirme apestoso?- soltandole una enorme y sonora bofetada con el dorso de su mano izquierda-.
- ¡Joder!, tampoco es para tanto, voy a cepillarme bastardos del infierno, uno se pone nervioso.
- Pues no hubieses venido.
- Hablo el perrito. ¿Que harás tú si se levantan despues de meterles un tiro entre ceja y ceja?.
- Les arrancaré la cabeza bien con mis garras o bien de un mordisco. ¿Que te parecen mis opciones, comadreja?.
- "Señor Lirón" para ti chucho.
- Dejadlo ya chicos, no malgastéis las frases buenas ahora dejarlas todas para los demonios.
- ¡Vaya pero si el chupasangres tiene voz!.
Connor giro levemente la mirada , mirándolos de una manera inquisitiva y lo suficientemente fría para que todos supieran que iba en serio.
- ¡Callaos los tres de una puta vez!.
En el camino a Roma dejamos atrás la noche para descubrir un alba increiblemnte rojo, como si se quisiese teñir de sangre, a veces la naturaleza en su capricho parece querer vaticinar los acontecimientos como tratando de advertirnos del peligro que conyeva la muerte y el hecho de jugar con la misma parca.
La distancia era considerable pero ninguno de los cuatro echamos cuentas de cuanto duró el viaje hasta Roma, la distancia entre las afueras de Milán y Roma era considerable, pero el viaje se nos hizo relativamente corto, será porque cada uno estabamos absortos en nuestros pensamientos y divagaciones internas, la misión a la que nos enfrentabamos era confusa, no sabíamos que nos encontrariamos, tal vez diez o tal vez cien demonios, tal vez solo gregarios-no demasiado duros pero si correosos de matar-o quizas demonios de rango,-poderosos y dificiles de dar muerte-. Era una misión, casi una aventura-para Lirón seguro que lo era- casi a ciegas.
Cuando lleguemos a Roma pese a estar ya bien avanzada la mañana esta se veía desierta, había algo raro y extraño en todo ello, casi sórdido. Dejábamos atrás vía tras vía, calle tras calle ni un alma, cuando lleguemos a la puerta del Montibello pudimos dejar el coche en la misma puerta ya que no había nadie, nada, ni coches ni viandantes, no sabiamos que o quien nos encontrariamos dentro.
- ¿ Tenéis las armas verdad?´.
- Sí jefe.
- Sí jefe.
- Si, claro llevo un par de amatralladoras y unos cuantos cargadores.
- Con un sí habría bastado Lirón. Bien pues esconderlas bien, no quiero sorpresas ni civiles heridos, y mucho menos a un carbinieri inútil intentando detenernos por pocesión de armamento pesado.
Entramos todos a la vez, juntos, menos Lirón que prefirió -fiel a su estilo- pasar por la puerta giratoria-. Si alguien me hubiese preguntado a que escena de película se parecía nuestra entrada habría respondido claramente, con gafas de sol y trajes negros- salvo Lirón que iba con un chandal cyan de adidas, con un toque retro y su chupa encima-, a reservoir dog.
Tras entrar a la izquierda nos recibió un hombre de unos treinta y pocos años, con chaqueta y corbata, era delgado y moreno y nos miro raro. El recepcionista nos miro como queriendo decirnos algo.
- ¿A donde váis ratas, es más a donde váis con un come niñas infecto?.
Nico autoamticamente reconoció la ofensa-los vampiros tenían la mala fama de sentir cierta predilección por la sangre de doncellas jovenes-. El recepcionaista acto seguido y antes de que Nico sacara su magnum trucada de su espalda para asestarle un tiro entre ceja y ceja, salto sobre la recepción y agachandose y encogiéndose como si de un insecto se tratase escupió a nico en la cara. Sin mediar palabra Nico apretó el percutor de su pistola.
- ¡Bastardo del averno!.
El recepcionista cayo de espalda detrás del mostrador, para en un par de segundos recuperarse y ergurise sobre sus pies nuevamente.
- Venga nadie te ha dicho que no me mataras con balas.
- De hecho si que lo han hecho...solo te he disparado por impulso, no era así como pensaba matarte si te soy sincero.
- ¿Y como piensas hacerlo?.
Nico se sube rapidamente de un ágil salto en el mismo mostrador de recepción en el que minutos antes estaba el recepcionista y con sus manos desnudas, pasando sus pulgares bajo el mentón del demonio le arranca de un golpe seco la cabeza, pese a la brutalidad de la mutilación, apenas hay sangre.
- Supuse que si con los demonios de rango funcionaba lo de seccionarles la cabeza tambien lo haria con un insecto como este.
- En el caso de este gragario inmundo sí..pero con los demonios de rango la cabeza solo puede ser seccionada con paladio, en cualquier otro caso solo ganaras tiempo, el que tarde en ponerse de nuevo la cabeza.
- Sigamos con las clases practica jefe.
- Como quieras Nico.
Todos siguen adelante en busca del ascensor, todos menos Lirón que sigue absorto en el cuerpo decapitado del recepcionista.
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