viernes, 30 de julio de 2010

Memorias de un ángel. Capitulo segundo.

Un sudor tibio caía por mi frente hasta bañar por entero cada centímetro de mi cuerpo cuando desperté sobresaltado; otra ves el mismo sueño, Santa Maria, el accidente, mi hermano..., todo se repetia cada noche como un bucle cruel desde hacia unos meses, no sabia el motivo por el que volvia a revivirlo todo una y otra vez con una enorme y atormentadora cadencia. Hacia ya tantos años que no soñaba con aquello que inútilmente me engañaba pensando que aquello no había sucedido, que todo era un juego sádico de mi subconsciente, y que Giacommo aun sonreia como cuando jugabamos de niños, que no tuve que ver como su sonrisa desaparecia para siempre tras el accidente, que ya nunca volvio a ser el mismo. Dio la espalda al mundo, a mis padres, a su vida, y yo no pude hacer nada por evitarlo, solo pude presenciar su autodestrucción desde una esquina sin poder hacer que escuchara mis ruegos, sin saber quien ni qué fuerza me retenia ligado al mundo. A un mundo tan cruel que me obligaba a observar como mis padres me lloraban y mi hermano se alejaba del camino, de la luz para acercarse a la oscuridad. Me costó años entender el porque seguia ligado ha aquella existencia sin existir; estaba solo, y debia aprender de todo aquello, debía aprender a no atarme a nada ni a nadie, en mi viaje debia desarraigarme de todo,dejarlos ir; ese aprendizaje se tenia que hacer de la forma más dura posible, sufriendo lo indecible, viendo como la gente a la que amas se va destruyendo poco a poco, y tu sigues ahí. Porque por desgracia para ti, en tu viaje esos sentimientos serian un lastre insalvable.
Al despertar sobresaltado salté de la cama sin saber muy bien que hora era, taciturno deambule por la casa en busca de la cocina para tomar un trago de agua pero al llegar y ver en el reloj que tan solo eran las tres de la madrugada preferí tomar un buen vaso de cacao caliente -y de paso fumarme uno de aquellos pequeños puros que vendían en el bar de Ricky-, para intentar volver a conciliar el sueño. Tras tomarlo despacio me senté en la cocina y empezé a recordar todo lo que habia vivido, todo los años que habian pasado, toda la gente que habia conocido y con la que habia disfrutado, con la que habia llorado, y otra mucha que jamas me hubiera gustado conocer, pero las circustancias de mi trabajo hacian que a veces debiera cruzarme con gente de muy distinta catadura, de la peor ralea. Mientras recordaba se me acercó -subiéndose sigilosamente sobre mi- Pippo, mi gato. De repente recordé lo cerca que estuve del führer, lo que sentí cuando estreché su mano, cualquier persona se sorprenderia si supiera lo que yo supe de él en aquel instante, no siempre fué un monstruo, de hecho dentro de él habia un lider increible que podría haber cambiado el sino del mundo de manera bien diferente a lo que él pretendió, se equivocó de camino y su error se llevó consigo la aniquilación de media europa. Cayó en las sombras pese a la luz que brillaba en él, fué una desgracia, con tanto potencial y como lo desperdicio, como arruinó su vida y la de seis millones de inocentes que pagaron por su ceguera emocional, sus emociones, su temperamentao rara vez equilibrado fué lo que acabo con él Adolf Hïtler que debió ser , creando de paso al monstruo que fué. Y yo pude haber acabado con su existencia, y haber evitado tanto sufrimiento innecesario, pero en aquel momento esa no fué mi misión, nunca lo fué, estuve de paso de una etapa a otra y no pude, no debia alterar el orden de la historia- por horrible que esta fuera-.
Son tantos los recuerdos que me sobrevinieron, algunos más agradables, como cuando me toco estar a lado del Mahatma en su larga enfermedad, recuerdo cuando tras su asesinato tiraron sus cenizas al Ganges, estuve allí, a su lado en ese ultimo trance, porque debía estar, era mi cometido, ese recuerdo lo llevo en el alma...o lo que quede de la misma. Fui yo el que tuvo que hacerle recuperar la fe en el ser humano cuando defendió a los musulmanes en territorio mayoritariamente hindú durante la guerra religiosa que aconteció tras la independencia del yugo británico. Aunque todo lo que he hecho, todo mi trabajo no siempre ha sido trascendente, de hecho la mayor parte ha sido con gente anónima que necesitó mi ayuda, no sabría explicar como sé a quien, ni en donde, ni cuando debo ayudar a alguien, solo sé que salto de un sitio a otro y que cuando llego a mi destino sé a quien tengo que ayudar y el porque.
Despues de cavilar y llevar a mi cabeza viejos recuerdos de experiencias pasadas decidí acostarme de nuevo a probar suerte, quien sabe tal vez al despertar todo se haya acabado, y por fin vuelva a casa, ya estoy muy cansado, y solo quiero descansar, llevo más de seiscientos años aquí, vagando de un lado a otro y solo espero que mi proxima misión sea la última, necesito descansar. Quiero dormir.

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