El ruido era ensordecedor, los disparos sonaban una y otra vez, las postas de la escopeta recortada de culata grabada de Lirón se habría paso entre multitudes de gregarios y demonios de bajo rango.
- ¡Vamos bastardos, aun me queda munición para esparcir vuestras inmundas visceras!.
Si nadie conociera a Lirón se podría decir que disfrutaba con aquella violencia gratuita, que se divertia mutilando y desgarrando a esas pobres bestias que se cruzaban en su camino. Pero el hecho por cruel e inhumano que pudiera parecer es que quien lo conocía sabía de sobre lo mucho que se estaba divirtiendo con aquella carniceria que el destino, los hados o el infierno le había regalado. ¿Quién querria unas simples vacaciones como turista en Roma pudiendo disfrutar destrozando demonios?. La respuesta a esta pregunta era bastante sencilla, Lirón era esa persona que no cambiaria una visita al coliseo por la agradable sensación de despedazar animales infernales con ganas de juerga.
Pero tras la inmundicia siempre termina asomando algo más grande, algo delicado y tras tanto gregario aparecio un Balrog enorme, de más de dos metros, de pelo rasurado y mirada hieratica como recien salido de cualquier shooter malo de la play, portaba dos enormes hachas atadas a su espalda con sendas cadenas-estaban literalmente cosidas a su espalda-.
- Se te acabo la suerte amigo.
- Que te lo has creido rata, ¿Es que no ves que mi puro aun esta encendido?, nada puede salir mal cuando fumas algo tan bueno.
Sin más que decir Lirón descerraja un par de tiros con la recortadas que impactan en el pecho del balrog abriendole grandes heridas, pero cuando carga la escopeta y vuelve a disparar, el percutor se encasquilla.
- Seguro que la suerte no te ha abandonado.
Liron echa su mano derecha a la espalda por enciuma de su hombro izquierdo y desabrochando un broche sobre su peso con la izquierda saca un gran sierra mecanica que enciende tirando de una cuerda que tiene en su base. Enseguida esta se enciende y el ruido de la hoja crepita a gran velocidad cortando el silencio sepulcral de la cripta socavada a la tierra.
- No yo diria que mi suerte aun no ha cambiado.
El balrog flexionando poderosamente sus brazos lanza sendas hachas contra Lirón, este esquiva la primera y cuando la segunda erra y se clava en el suelo Lirón aprovecha la altura de esta para saltar-apoyandose en ella- impulsandose para llegar así hasta el balrog y atacarle por arriba, Lirón sin contemplaciones lanza la sierra mecanica sobre la claviula de su enemigo destrozandolo de manera que lo corta diagonalmente; la sangre baña el rostro y las ropas de Lirón.
- ¡Mierda, tu puta sangre me ha apagado el puro. Esto si que es mala suerte cabrón!.
Lirón acerca la tea al puro y lo enciende con ella provocando una pequeña llamarada azul.
- Vaya pues el baño en sangre de demonio deja un regusto agradable.
Lirón vuelve aescuchar murmullo entorno a el cunado gira la tea de un lado a otro observa la ingente cantidad de gregarios que vienen trepando por techo y paredes.
-Vaya más trabajo.
Tras vrios minutos de lucha Lirón pierde la tea, que en el suelo apenas deja ver la acción. De repente a la espalda de Lirón se escucha a laguien maldecir a la par que el aire silva al ritmo de una espada que lo corta de izquierda a derecha y de arriba abajo, tras minutos Lirón aprovecha un segundo de tranquilidad para recoger la tea y ver lo que viene a su espalda, cuando alumbra con la tea es Niko amenazante y bañado en sangre lo que encuentra.
- ¿Has venido en mi ayuda crepusculín?.
- Vaya pense que eras tu el que me iba a echar una mano.
Ambos se sonrien instantes antes de que una nueva horda de demonios sin rostro se les eche encima por ambos lados.
- Espalda contra espalda Lirón, que no pase ninguno.
- Espalda contra espalda amigo, estos bastardos van a sabe lo que es un hooligan cabreado.
-
Más adelante en una gran sala abovedada un cuerpo con el pecho atravesado yace de bruces ante otro clavado en la pared con aparentes heridas mortales, en un principio Caín no logra reconocer los cuerpos pero cuando se acerca un poco más aprecia con amargor en la mirada que son los cuerpos de sus compañeros Jisaii y Getsü. Una vez ante ellos comprueba el estado en el que se hayan, en el caso de Jisaii no hay nada que hacer, pero Getsü pese a us inconsciencia aun manifiesta señales de vida, aunque puede que paenas le quede un halo de vida. Cuando Caín acerca su mano a la mejilla rota e inflamada de Getsü este como se una pesadilla vuelve en si con un sobresalto. Al principio balbucea galimatias y palabras sueltas sin sentido, hasta que la cordura vuelve a sus ojos y reconoce a Caín.
- ¡Jefa…argg!.
- No te esfuerzes amigo solo conseguiras que te duela más.
- No se preocupe, ya no me queda nada…argg.
La sangre sale abundantemente por la boca de Getsü, se esta ahogando en su sangre y no puede hacer nada para evitarlo, la parca se le acerca inevitablemente.
- Jefa, esta aquí, no se ha…ido, es Zellman…
- ¿Has dicho Zellman, es ella la que te ha hecho esto?.
Adelantandose desde las sombras y dejando su negro cabello a la vista de la tenue luz.
- Yo misma Caín, cuanto tiempo que no nos cruzabamos.
- Y será la ultima vez que lo hagamos, al menos para una de las dos.
La juez se aferra a su lanza mientras que Caín saca una poderosa espada.
- ¿Esa es la espada de Miguel?.
- ¿ Y que si lo es?. ¿Eso que noto en tu voz es miedo?.
- Más bien indiferencia, no creas que esa espada te ayudara en algo.
- Pues a tu jefe le ponia el pelo de gallina. - No pienses que me importa el arma que portes, no tengo ganas de jugar así que no cruzare acero contigo.
Zellman enciende sus ojos de un azul electrico e infinito y su envoltura humana se agrieta como una vasija mal cosida, de su interior surgue un animal de dimensiones colosales que cuando termina de crecer alcanza los cuatro metros de altura-tal vez más-y más de quince desde la cola hasta las fauces, Zellman ha cambiado a su verdadero ser, una pantera negra de ojos azules brillantes y colmillos de acero.
Sin decir más nada, ambas se lanzan la una contra la otra en una carrera que dara con las dos ensarzadas frente a frente en una lucha que ya se ha repetido en numerosas ocasiones, pero que en esta ocasión será la ultima.
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