jueves, 11 de agosto de 2011

memorias de un angel cap.50



Una sombra anda torpemente por uno de los laberinticos pasillos de las catacumbas, su mano derecha aprieta fuerte su costado izquierdo tratando de contener la fuerte hemorragia que anega sus pulmones mientras que en la mano siniestra aun empuña una gran espada que apenas puede sostener y va arrastrando, cuando la luz baña por breves instantes su rostro, esta deja ver unos ojos color granate casi cerrados y unas mejilla muy magulladas, la lucha ha sido dura y pese a haber ganado, sus heridas y la extraña sensación de no volver a ver a su enemiga no dicen lo mismo, es una victoria amarga que amenaza con cobrarse además su propia vida. Pero aún es pronto para morir, debe llevar la espada hasta Connor, si el primero se alzara solo esa espada o la mano de un demonio podrían acabar con él. Ya queda menos se dice Caín para sí misma mientras tarta de aliviar el lacerante dolor de su costado mordiéndose con fuerza su labio inferior.

En otro pasillo Lirón y Nico avanzan buscando supervivientes y encuentran a una desolada Zoe, maltrecha y herida le duele más la pérdida de un amigo que el dolor por las heridas infligidas.
- ¿Estas bien Zoe?.
- Nico, ¿eres tú?.
- Sí y Lirón esta a mi lado.
Lirón por su parte examina el cuerpo inerte de Cesar y con un gesto de cabeza sin mediar palabra indica a Nico el resultado de su examen.
- Vamos a sacarte de aquí Zoe.
- Nico…Álvaro se ha ido.
- ¿Cómo que se ha ido?.
- No sé solo se fue…el se fue, se transformo en una bestia y se fue, dijo que jamás volvería a verlo y se fue.
Nico advierte rodeando el cuello de Zoe el rosario blanco de madera de Álvaro, y tras ver la herida en el cuello de Zoe enlaza ambas cosas y entiende lo sucedido.
- No te preocupes Zoe, lo encontraremos, ¿verdad Lirón?.
- Aunque sea o ultimo que hagamos Zoe pero lo encontraremos te doy mi palabra.
- Y yo la mía-añade Nico-, pero ahora lo importante es sacarte de aquí, ese era nuestro cometido desde el principio y es lo que vamos a hacer. Lirón ayúdame a cogerla y moverla sin que le hagamos daño.
Aunque el rostro sereno de Nico no delatara lo que sucedía en su interior en ese momento, la sangre sobre el cuello de Zoe hacía rato que lo llamaba, necesitaba alejarse de ella pero como hacerlo, esa era la cuestión.
- Lirón por favor sácala tu yo voy a seguir adelante, intentare ayudar al resto a salir de aquí. ¿Puedes con ella?.
- Estas de broma, soy ingles...puedo con cien chicas peso pluma como esta, corre tranquilo que yo me encargo de ponerla a salvo.

Fuera de las catacumbas, a kilómetros de ellas unos ojos despiertan al mundo con una frustración que hacía años que no sentía, la bestia había tomado de nuevo el control, una vez más se despertaba desnudo, solo cubierto por una espesa capa de sangre coagulada, no recordaba lo que había pasado, no sabía lo que había hecho pero una firmeza atormentaba de nuevo su alma, había matado, había matado de nuevo en su boca aun saboreaba el sabor de la muerte, no recordaba a quien ni porque, tampoco recordaba cuanto hacía que la maldición no tomaba el control, no sabía dónde estaba ni que había pasado con el en los últimos años , solo recordaba su celda en el monasterio de los dominicos y ese era el único lugar al que deseaba volver siempre y cuando la sed lo dejara moverse con libertad…pero ahora era un momento complicado para volver, antes debía averiguar dónde se encontraba, además la sed había vuelto y ese era un autentico lastre para el viaje.

Apenas hacía unos minutos su mano aferraba un corazón de demonio mientras sus fauces lo devoraban con ansia manchando su boca de una espesa sangre negra que resbalaba por su barbilla, Ricky había aprendido rápido la vida del vampiro, había asimilado todo con enorme celeridad tanto lo bueno como los actos más brutales y desagradables. Pero eso había sido hace unos minutos, ahora se hallaba avanzando ya sin ninguna meta salvo la de ayudar en la misión de rescate, hasta entonces su única misión había sido encontrar a Devereux y matarla y eso ya hacía largo rato que había acontecido. Su sed había sido saciada abundantemente con el cuerpo de un pobre diablo que se había cruzado en su camino, no le quedaba más que avanzar y ayudar si se presentaba la ocasión ya nada personal lo movía a ello, tal vez solo su amistad con Connor.
Siguió avanzando por una galería hasta alcanzar la luz del final, cuando llegó habría pagado por no ver lo que vio, en la pared de su derecha crucificada se hallaba Verónica, a sus pies la sangre de esta aun se deslizaba por unas ranuras circulares en el suelo, por un instante pensó en cómo se iba a sentir Connor cuando la viera así y se dispuso a bajarla rápidamente de la pared pero no le dio tiempo una sombra su espalda le pidió que se fuera de allí a toda prisa, reconoció al instante la voz que se había dirigido hacia él. Era Connor.
- Sal de aquí Ricky, ve fuera y dile a los demás que salgan, quiero que salgáis todos de aquí amigo esto se va a poner muy feo, además lo que queda por pasar aquí solo me concierne a mí.
- ¿Estas bien Connor?.
- Créeme si te digo que lo mejor que puedes hacer ahora mismo es salir de aquí. No necesito que me consueles, solo necesito que te vayas ¡Ya!.
Sin mediar palabra alguna y claramente cariacontecido no tanto por las duras palabras de su amigo así como por el hecho de saber lo mal que lo estaba pasando, sabía lo mucho que ella significaba para él.
Así que solo se fue, sin mirar atrás esperando que su amigo se reuniera con el fuera de aquellas tumbas socavadas a la piedra. Lejos quedaban ya las noches en su local hablando animadamente entre cervezas bajo la humareda y la música de Led Zeppelin en el tocadiscos, cuanto habían cambiado los tiempos, irremediablemente para peor.

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