Ricky acababa de irse, aun se escuchaban sus pasos a mi espalda. Ante mi la visión de la mujer que amaba crucificada en la pared, desangrándose. Podría parecer que pasaron horas hasta que la baje de allí, pero apenas si fueron segundos, aquellos instantes se congelaron en mi retina haciéndose eternos ante mi…los relojes se pararon , hasta mi pulso se paro…solo rogaba al dios que horas antes había traicionado que por favor continuara con vida, rogaba que cuando mis dedos se posaran sobre su cuello encontraran pulso, rogaba que cuando mi oído se posara sobre sus labios, de estos saliese un halito de vida...jamás en mi vida había rogado tanto, entonces note en mis dedos su pulso, era leve y casi inapreciable pero existía y en mi oído note un cálido resuello de vida axhalado de sus frios y palidos labios. Estaba viva, aun estaba con vida.
- ¿Cariño me oyes?, necesito que vuelvas conmigo, necesito que abras los ojos y me veas, estoy aquí a tu lado.
Poco a poco y con una enorme pesadez Verónica consiguió entreabrir sus verdosos ojos y miro a Connor con una calidez inusitada.
- Has venido Pietro.
- Claro que he venido, ¿acaso pensabas que te dejaría de nuevo amor?. Nunca.
- Estas magullado, ¿Qué te ha pasado?.
- No te preocupes ahora por eso, necesito que no hables, respira lentamente, te voy a sacar de aquí y te llevare a un hospital.
- Ya es tarde amor.
- No digas eso Viola, aun no es tarde, yo te sacare. No voy a dejar que te vayas.
- Pero ya me estoy yendo, no lo ves amor mío.
Las lagrimas empiezan a brotar de los ojos de Connor que empieza a ser consciente de la gravedad de las heridas de Vero, la pérdida de sangre junto con los traumatismos cercenan su vida con gran celeridad. Aunque se niega a aceptar tal cosa, en su interior sabe del inevitable acercamiento de la parca.
- No dejare que te vayas otra vez Viola, he tardado seis siglos en encontrarte, no puedo perderte otra vez.
- No me perderás Pietro, voy a seguir siempre cerca de ti, voy a cuidarte cada día para que no te metas en líos, siempre voy a estar a tu lado, ya nunca me separare de ti.
- No me vengas con esas, eso es lo que las madres les dicen a sus críos en su lecho de muerte en la fría cama de un hospital mientras un cáncer de páncreas acaba con ellas, eso no me sirve. No te voy a perder amor mío, me niego a perderte de nuevo.
- Amor mío ya me has encontrado dos veces, seguro volveremos a vernos, quizás te encuentre yo esta vez.
Una andanada de sangre surge de entre los labios de Vero y entrecorta su ya tenue voz, su luz se apaga, su voz apenas es ya audible y la desesperación de Connor va creciendo, en su rostro, en sus ojos puede apreciarse ya una mezcla de odio y desesperación.
- Debes dejarme ir amor, debes soltar mi mano, ya no soy aquella niña llorosa sobre el empedrado de Florencia, ya sanó mi rodilla y cosí los jirones de mi vestido. Me voy en paz amor, nunca me olvides, recuerdame como aquella noche en el prado de la casa de la ama, recuerdame siempre así con aquella mirada fija en ti, con aquella sonrisa mientras te escuchaba hablar.
- Nunca amor mío, a pesar de los siglos jamás deje de recordarte amor, siempre estuviste en mi, como lo estas ahora, aunque quisiera olvidarte no podría, ¿No ves que siempre vas conmigo, no ves amor mío que eres mi corazón?. Estarás conmigo hasta el fin...
- …Y más allá Pietro.
Su voz se apagó, la luz en sus ojos de torno tinieblas…su corazón dejo de latir y con él el de Connor. A las espaldas de este la sangre del suelo comenzaba a elevarse...de repente todo empezo a temblar y en el silencio el grito de dolor de Connor retumbo por todas y cada una de las galerias de aquella tumba robada a la piedra, todos pudieron oirlo y a todos se les helo el corazón porque supieron automaticamente lo que había pasado.
Connor arrodillado sobre el cuerpo inánime de Verónica empezó a golpear el suelo con los puños cerrados, estos empezaron a sangrar abundantemente, los hilos de sangre flotaban en la cámara…algo había cambiado en el interior de Connor, él estaba cambiando desde que su conversión en arcángel había dado un paso hacia la oscuridad y su corazón albergabas más y más sombras cada vez, la muerte de Verónica no hacía más que oscurecer su alma…de pronto una sombra se dejo ver a lo lejos de la habitación.
- ¿Quién diablos eres tú y que quieres?.
- Vaya veo que ya te has reunido con tu puta, no tardaras en acompañarla...por si no te has dado cuenta el primer caído ya está naciendo y pronto estará entre nos...ororgg…
La voz de la maltrecha juez del averno Zellman se corto de súbito, una espada atravesaba su garganta la cual había sido lanzada por un Connor cuyo poder estaba creciendo por minutos, ni tan siquiera tuvo que empuñar la espada para lanzarla al cuello de su presa, basto con su mirada, la alzo y dirigió con una enorme fuerza y precisión.
Acercándose a Zellman introdujo su mano en su pecho extrayendo de él su corazón.
- ¿Qué crees que estas haciendo?.
- No es obvio, me voy a comer tu corazón mientras ves como lo hago.
- Eres un ángel, los ángeles no hacéis esas cosas…
- Yo ya no soy un ángel, no sé que soy.
Tras decir esto muerde el corazón y mastica violentamente ante la pétrea mirada de una Zellman que termina por morir ahogada en su propia sangre.
Tras devorar el corazón del demonio Connor vuelve a hincar sus rodillas y grita de nuevo desesperadamente pero esta vez de dolor, sufre convulsiones y un sudor frio recorre su frente, comienza a sufrir unos dolores atroces, su brazo derecho se transforma en una amalgama de musculo de color carmesí y sus venas se tornan negras como si la oscuridad las recorriera, sus uñas se vuelven garras y la piel cambia de color, se hace rojiza llegando desde el brazo derecho hasta el cuello y parte de su pecho..Su masa muscular aumenta considerablemente, su pelo cambia de color hasta volverse de un color cobrizo y sus ojos se hacen grandes y negros como la noche con el iris de un rojo profundo como el fuego del infierno. Con su mutación aumenta sustancialmente su poder, tanto que por momentos tiene la sensación que va a explotar y sinceramente desea que así sea, desea poner fin a todo el dolor, a todo el sufrimiento de una vida larga y solitaria cargada de pena y dolor, un dolor solo sofocado por la luz de Verónica, se había encendido una vela en medio de la oscuridad y apenas consumida un décima parte …se apago sin más y de nuevo la oscuridad lo inundó todo…tal vez ni la muerte sea suficiente para mitigar el dolor, además ya murió una vez y el dolor nunca desapareció.
Ajeno a todo cuanto acontece a su alrededor mientras sufre los cambios y el dolor lo transforma en algo distinto los temblores se han detenido y la sangre del sacrifico que antes flotaba empezó a unirse formando poco a poco una figura humanoide que tras varios minutos acaba por componer una figura totalmente humana, oculta tras las sombras se dirige a Connor con una voz que es muy familiar para él.
- ¿Pietro eres tú?
La voz hiela el corazón de Connor que inexplicablemente la reconoce como si la hubiese escuchado ayer mismo pese a no haberla escuchado en los últimos seis siglos. Y jamás pensó volver a escucharla, no al menos en estas circunstancias.
- ¿Tú, no puedes ser tu?.
- ¿Por qué acaso crees que eres el único que ha sobrevivido al paso de los siglos, hermano?.
- ¿Giacommo, tu eres el primer caído, eres Lucifer?.
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