sábado, 27 de agosto de 2011

memorias de un angel epilogo






El cielo estaba cubierto por unas horribles nubes negras que amenazaban con echarse a llorar de un momento a otro. La temperatura era gélida como gélido estaba el cuerpo inánime de Viola Sforza cuando lo bajaron del techo del granero de su nodriza. La encontró el esposo de esta en la tarde del nueve de octubre de 1408, su padre pago y rogo, incluso cuentan que llego a suplicar al propio papa de Roma para que el cuerpo de su desafortunada hija recibiera santa sepultura, pero los Sforza habían perdido todo su poder y que el santo pontífice perteneciera a uno de los clanes nobles de Milán con los que se habían enemistado y que a la postre les costó el exilio a Florencia no ayudo en absoluto.
Así pues en aquella tarde gris y fría con aquel cielo encapotado y amenazador el cuerpo de mi amada Viola fue enterrado fuera del camposanto de Florencia, lejos del mausoleo de los Sforza-incluso se había puesto un centinela frente a este por temor a que la familia deshinumase el cadáver para llevarlo al panteón Sforza-, allí en aquella tarde que quería llorar por la muerte tan prematura como terrible de una niña, porque al fin y al cabo eso es lo que era una niña que había dejado de vivir muy pronto, la pena se la había llevado cual parca a una profunda y angustiosa soledad de la que no supo reponerse y yo, allí impávido, impotente sin poder hacer nada salvo asistir a tan nefastas imágenes a tanto dolor reunido en un solo pecho, mi pecho y sin poder tan siquiera verter una lagrima, en aquellos momento de existencia etérea ni siquiera podía llorar por la mujer que amaba y que se había quitado la vida por mi culpa, por mi estúpida y absurda muerte.
La muerte a veces es increíblemente retorcida y cruel, el día en que enterraron a Viola, el diez de octubre de 1408 era el día en el que ambos nos íbamos a desposar en secreto en la ermita del bosque, a pesar de que jamás vi el vestido con el que se iba a convertir en mi esposa, soñé tantas veces con ella ataviada con el que sabia hasta el más mínimo detalle de cómo era, pero como todo era secreto ni pudieron enterrarla con él.
Todos se fueron y el cielo clamo de dolor y entonces empezó a llorar, el agua caía muy fina y apenas si mojaba el suelo pero por primera vez desde mi muerte tuve constancia física de lago de lo que me rodeaba, empecé a oler la hierba mojada y sobre todo empecé a sentir cada gota que caía, es como si el cielo quisiese ayudarme a llorar ya que sentí las gotas de lluvia rodar por mi mejilla. Todos se habían ido y pode arrodillarme sobre el montículo que señalaba que allí estaba su cuerpo , solo un montículo para decir que allí yacía una maravillosa persona a la que ame y amo más que a mi vida.


La tarde empieza a caer sobre Florencia, es diez de octubre del año 2010, una persona se arrodilla suavemente sobre una pequeña pero hermosa cruz de piedra.
La persona habla con tono suave casi inaudible, pero esta sola le habla al viento o a si mismo ya que nadie más escuchas sus palabras, la brisa que sopla mueve suavemente su pelo cuando su mano derecha deja sobre el pequeño promontorio una rosa roja.
- Siento no haber venido antes amor mío, sé que debí hacerlo hace mucho y que debí hacer esto, era lo mínimo que merecias por todo lo que te hice, por todo por lo que pasaste por mi culpa, por mi ausencia.
Sé que no fui el hombre que merecías, sé que no supe protegerte y que te deje sola cuando me necesitabas, además merecías un entierro digno y una lapida que le recordara a las historia quien fuiste, que dijera que fuiste una bella persona, hermosa, fuerte. Pero deje que esto pasara, deje que estuvieras sola que te dejaran sola sin una huella de tu paso por el mundo.
Sé que me viste y sé que no pude llorar, sé que no pude llorar en tu entierro a pesar de cuanto quería llorar de cuanto apreté los puños hasta hacerlos sangrar, a pesar de que mordí mi labio con saña para causarme tanto dolor que mis lagrimas brotasen per amor, no sentía nada..ni dolor ni frío ni hambre…solo un gran y enorme vacío, me faltabas tu, siempre me faltaste tu amor, cada año que pase sin ti fue un infierno del que no sabía escapar pero ¿Sabes que Viola?, esta vez no escapare, esta vez dejare que el infierno venga a mí, y si no viene yo lo llevare hasta su puerta amor, esta vez no te voy a fallar, no te voy a perder de nuevo, esta vez estaré aquí y luchare y si no te arranco de las fauces del diablo me quedare en el infierno contigo para siempre, o salgo de allí contigo o me quedo a tu lado pero nunca más te dejare sola.

Acto seguido besa la cruz, se levanta y se gira para emprender camino a su espalda una cruz reza la siguiente leyenda:
“Lady Viola Fiona Sforza, nació 13-7-1393 falleció 10-10-1408, nació 13-5-1983. Cuando caigas siempre tendrás mi mano”.

A lo lejos un hombre espigado de gran porte y un traje blanco de lino habla por un movíl mientras observa a Connor como se aleja de la cruz.
- Ha estado aquí, tal como dijo que haría pero no ha traído el cuerpo, sol ha hecho colocar una cruz en el promontorio.

1 comentario:

  1. pobre viola el amor lo estodo en esta vida y si no hay amor no hay nada me a gustado mucho

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