domingo, 1 de agosto de 2010

Memorias de un ángel. Capitulo cuarto.

Algunas veces las cosas pasan sin que sepas realmente el como ni el porque, solo pasan sin que puedas darles explicaciones coherentes y ahí quedan.
Pues así es mi día a día, no se que va a pasar, o que pasara al día siguiente; ni siquiera puedo vaticinar que ocurrirá los próximos cinco minutos.
En general, en los últimos tiempos-véase los últimos tres años- no me he movido, he llevado lo que podríamos denominar una “vida normal”, no se exactamente porque estoy aquí, porque no me he vuelto a ir como hago siempre, mi rutina es ir de un lado a otro sin hogar fijo, ese es mi trabajo, sin pararme a poder mirar una puesta de sol.
Llevo más de seis centurias en este mundo, viéndolo todo, lo bueno, lo malo, el esfuerzo del ser humano en los momentos difíciles, el esfuerzo del ser humano por perder su humanidad en guerras sin sentido- la guerra en si no lo tiene-. haciendo y deshaciendo según unas consignas claras, no influir en la historia jamas, ver y ayudar a quien deba, hacer lo que deba sin cambiar los hechos acontecidos y los que han de acontecer, mis ordenes siempre han sido claras.
No sé quien me da las ordenes, solo sé que me llegan y yo he de obedecerlas sin cuestionarlas. Me he acostumbrado a la vida corriendo, a estar de misión en misión, de una tarea a la siguiente, en cambio llevo tanto tiempo estático que tengo la sensación de que se han olvidado de mi, como si me hubiesen borrado de una lista y ya no existiera, como si de pronto todo mi trabajo, todo mi esfuerzo se hubiera esfumado. Me siento como una sombra en la oscuridad; estoy cansado, solo quiero que llegue el momento de descansar, he vivido más de lo que el común de los mortales podría ni tan siquiera soñar, y la eternidad cuando tienes más de seiscientos años deja de ser tan deseable como la pintan, y mucho menos cuando no la has elegido, cuando te ha sido impuesta contra tu voluntad. Yo ya pague mi cuota de sangre, yo ya pagué con mi dolor, nunca quise esto, solo quería mi vida y me la arrebataron, me dejaron verlos sufrir, me obligaron a verlos morir, me separaron de mi familia, me obligaron a verla llorar....ya he pagado lo suficiente por toda esta vida que nunca quise, solo quiero que me den una ultima misión e irme a dormir, o que me dejen irme, pero no quiero seguir ligado a esta existencia vacía. 
Cuando no has tenido oportunidad de elegir cada decisión se hace más y más pesada. Perdí tanto, sufrí tanto, sufro tanto, como expresar el sentimiento- cuando se duda de que aun puedas sentir- de dejar ir a tu familia envuelta en el dolor y la miseria, cuando has de ver como tu hermano se pierde a si mismo para siempre. Cuando has de dejar ir a la mujer que amas. Que amaste desde aquella mañana gris en las calles más deprimidas de Florencia en las que le tendiste la mano para que se levantara del duro empedrado con aquella rodilla magullada y aquel vestido maltrecho.
Como no morirte por dentro- más de lo que ya lo estas- al recordar como sonreia cuando os veíais a escondidas a espaldas del duomo aun en construcción- en él vería a la muerte a la cara- porque su padre se oponía tajantemente a que su hija se viera con el hijo de un picapedrero.
Como digo he vivido demasiado, he sufrido demasiado, solo quiero descansar. Nací en Florencia en una soleada tarde del 19 de abril del año de nuestro señor de 1390 bajo el nombre de Pietro Enzo Pasolini, morí el 14 de septiembre de 1408, deje atrás familia, amigos y al amor de mi vida con la que me iba a casar en secreto el diez de octubre de 1408, ahora en el año de nuestro señor 2010 vivo solo a ahogado por una vida de recuerdos y sinsabores bajo el nombre sajón Connor , vivo en Lincoln, y soy lo que el folclore llama un ángel.

2 comentarios:

  1. chulisimo, javi me ha encantado y como lo has relacionado con la chica de la calle me ha parecido estupendo sigue así

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  2. me alegro que te guste, cada día subo un capi...si te e de ser sincero...ya llevo 32 capítulos. Los voy a ir subiendo a diario, pero como te digo ya tengo 32 .

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