martes, 10 de agosto de 2010

Memorias de un ángel. capitulo décimo tercero


Subimos a la planta cincuenta y uno del edificio Mr.Blonde, cuando lleguemos ante el atril de la recepcionista empezó a pedirnos una cita para poder ver al señor Bosnich que se encontraba reunido y sin cita no podia atender a nadie, así que de manera un tanto chulesca dejamos caer nuesras placas que le abrieron de manera evidente los ojos.
- ¿Tenemos cita señorita....Taretto?.
- Tendrían que esperar a que se lo comunicara, pero les anticipo que esta reunido y tal vez tengan que esper....¡¡ deténgase caballero no puede entrar ahí!!.
La recepcionista salio tras Connor que ya estaba abriendo la puerta del despacho, cuando lo alcanzo ya estaba dentro, solo pudo disculparse con su jefe y salir del despacho.
- Buenas, soy el agente especial McCoy, se preguntara a que he venido.
- pues más bien sí, agente McCoy, si es tan amable de decirme ¿A que debo su visita?.
- Es bien sencillo, necesito que me diga ¿De que conoce a Cesar Belladonna y porque tenia éste una tarjeta personal suya?.
- ¿No conozco a ningun Cesar?.
- Si le enseño su fotografia ¿Le refrescaria la memoria?.
Connor tira sobre su mesa una foto de Cesar.
- Ah, ya sé, sí que le conozco, pero no es Cesar, yo lo conocia por Zar, es un zar de los negocios, si que lo conozco amigo, claro que si. pero hace mucho que no lo veo ni sé de él.
- ¿Cuanto diria que hace que no sabe nada de "Zar"?.
- No sé, semanas, meses...mucho tiempo sin saber de él.
Connor vuelve a tirar otra foto sobre la mesa al mismo tiempo que se abalanza sobre Bosnich inmovilizando su brazo derecho a su espalda y con su antebrazo izquierdo aprisiona contra la mesa su cabeza.
- Si hace semanas, meses que no sabes de él, ¿Como es que tengo una foto en la que se te ve riendo con él dentro de una disco en Roma hace menos de cinco días?.
- Vale, vale. No me haga daño amigo, no puedo decir nada, si hablo me mataran.
El silencio se rompio con el sonido del amartillamiento de un arma, de repente Bosnich sintió en su nuca el frío acero de la punta de la magnum 9mm parabellum de Connor.
- Y si no lo haces sere yo el que acabe contigo.
De repente irrumpió Niko al escuchar los sollozos del empresario.
- Jefe, ¿Que pasa?.
- Nada Nico, cierra la puerta, que este caballero nos va a decir lo que necesitamos saber. ¿Verdad?.
- En el casco viejo, un local privado, se llama distrito 80, la contraseña para entrar de hoy es Suzumebachi. Al hombre que buscais es un croata tatuado y calvo, se llama Gordan Gordic, se hace llamar Gorki, es un sicario, una mala bestia.
- Eso es todo lo que necesitabamos, gracias por tu colaboración.
- Cuando salgáis de aquí estaré muerto, necesito protección.
- Cuéntaselo a quien le importe "amigo". ¡Vamonos de aquí Nico, huele fatal!.
Cuando dejaron el edificio Mr.Blonde abajo estaban esperando Ricky y Logán, se habían entretenido comprando souvenirs y en el caso de Lirón una camiseta del inter de Milán.
- Lirón quitate esa camiseta.
- ¿Que pasa nene te gusta para ti?.
- Si te digo que te la quites es porque si te cruzas con un tifosí del milán igual te parte la cara y no me apetece ver la escena.
- ¿Te estas preocupando por mi, ves como en el fondo querias que viniesemos?.
- Connor tu directamente ignoralo, obvialo, como si no estuviese.
- Es dificil ignorar a un tio de 1,90 que parece jesucristo con una camiseta del inter Gervais.
- Sí, eso es verdad.
Tras varias horas en la habitación del hotel planificando el operativo, se decidieron a ir al local. Entrarian Connor, Alvaro-en busca de algo de acción-, Ricky y Lirón-ellos irian solo a tomar algo sin inmiscuierse en el operativo- y Nico se ubicaría en la parte de atrás del local, con el coche.
Cuando llegaron no les costo mucho entrar el bosnio les había dicho la contraseña correcta, el ambiente allí dentro era muy cargado, mucho humo y luces rojas, aquello parecia más que un local privado un burdel por la cantidad de chicas jovenes-muchas menores drogadas y otras sin drogar-que no dejaban de meterse mano con tipos de muy diversos calados. Cuando por fin lleguemos a la barra principal-había cinco- le pregunte a una chica de origen eslavo- muy rubia y con un acento muy marcado, tal vez eslovaca-, si conocia a un hombre al que llamaban Gorki. Me respondio que Gorki no había venido esa noche, pero que si apareciá era facilmente reconocible; le pregunte como hacerlo pero me miro de una manera sin hablar, que rápidamente interprete sacandole un billete de cincuenta euros, al que tras una sonrisa acompaño otro igual.
- Es muy grande y se afeita la cabeza, tiene un tatuaje maorí en la cara, en la parte derecha y en la espalda en el hombro tiene tatuadas las letras ak-47, es muy facil de reconocer, porque es una morsa.
- Gracias.
Alvaro y yo empecemos a deambular por el local con la esperanza de verlo, pensemos en marcar a la chica por si acaso nos había mentido y corria a avisarlo. Se quedó bien marcada por Ricky y Lirón.

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